La mujer y la ciencia
El pasado ocho de marzo fue el día de la mujer trabajadora, como cada año, pero esta vez fue algo histórico, se convocó una huelga feminista a la que asistieron un elevado número de personas que se echaron a las calles para protestar por la situación laboral femenina, vi en algunas fotos ciertas pancartas que hablaban sobre que las profesiones orientadas hacia las ciencias también eran de mujeres, y es que como en este tema estamos hablando del método científico, decidí investigar. El ocho e marzo es una fecha que reivindica esa lucha por la igualdad de género y hace un homenaje a todas las luchadoras que abrieron el camino hacia una sociedad más justa. Esta día surge a raíz de la fecha de dos huelgas históricas, realizadas en años diferentes.
Todo se remonta al año 1857, cuando se produjo una primera huelga, la de las trabajadoras textiles de la fábrica Lower East Side (Nueva York). Aquella época estaba marcada por una severa precariedad laboral y salarial. Sin embargo, la situación de las mujeres era mucho más crítica, pues cobraban alrededor de un 70% menos que los hombres, a pesar de suponer casi la totalidad de la plantilla trabajadora.
Ante esta situación, las trabajadoras de la entidad organizaron una marcha en protesta de estas condiciones, manifestando la injusticia de su realidad. El acto quedó finalmente frustrado por la dura represión policial. Pero este suceso fue la chispa que despertaría la atención de miles de mujeres en su mismo estado.
Años más tarde, en 1908 tuvo lugar uno de los acontecimientos más brutales y trágicos en la historia reivindicativa de la mujer. En la misma ciudad como escenario, Nueva York, 40.000 costureras industriales de diferentes fábricas estadounidenses organizaron una huelga para manifestarse nuevamente. Entre sus exigencias, destacaba la petición de igualdad de derechos, reducción de jornada laboral , la abolición de la explotación infantily el derecho a unirse a sindicatos.
Este día pasaría a la historia no solo por este hecho, sino también por uno mucho más cruel. En una de las fábricas donde se realizaba una huelga de trabajadoras, los propietarios ordenaron cerrar puertas y ventanas y atrapar en su interior a las manifestantes a modo de contención. Ese encarcelamiento acabó con la vida de 120 mujeres provocado por un incendio en el interior del edificio.
Dos años más tarde, en 1910, en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en la ciudad de Copenhague, las 100 asistentes (procedentes de 17 países diferentes) aprobaron por unanimidad el establecimiento del 8 de marzo como Día de la Mujer Trabajadora, a petición de la política alemana Clara Zetkin. Al año siguiente se celebró por primera vez en 4 países: Alemania, Austria, Suiza y Dinamarca. En total, se calcula que participaron más de un millón de mujeres.
Finalmente, todo este esfuerzo quedó reconocido en la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1975, cuando de forma oficial se reconoció el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer.
Rosalind Franklin
Todo se remonta al año 1857, cuando se produjo una primera huelga, la de las trabajadoras textiles de la fábrica Lower East Side (Nueva York). Aquella época estaba marcada por una severa precariedad laboral y salarial. Sin embargo, la situación de las mujeres era mucho más crítica, pues cobraban alrededor de un 70% menos que los hombres, a pesar de suponer casi la totalidad de la plantilla trabajadora.
Ante esta situación, las trabajadoras de la entidad organizaron una marcha en protesta de estas condiciones, manifestando la injusticia de su realidad. El acto quedó finalmente frustrado por la dura represión policial. Pero este suceso fue la chispa que despertaría la atención de miles de mujeres en su mismo estado.
Años más tarde, en 1908 tuvo lugar uno de los acontecimientos más brutales y trágicos en la historia reivindicativa de la mujer. En la misma ciudad como escenario, Nueva York, 40.000 costureras industriales de diferentes fábricas estadounidenses organizaron una huelga para manifestarse nuevamente. Entre sus exigencias, destacaba la petición de igualdad de derechos, reducción de jornada laboral , la abolición de la explotación infantily el derecho a unirse a sindicatos.
Este día pasaría a la historia no solo por este hecho, sino también por uno mucho más cruel. En una de las fábricas donde se realizaba una huelga de trabajadoras, los propietarios ordenaron cerrar puertas y ventanas y atrapar en su interior a las manifestantes a modo de contención. Ese encarcelamiento acabó con la vida de 120 mujeres provocado por un incendio en el interior del edificio.
Dos años más tarde, en 1910, en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en la ciudad de Copenhague, las 100 asistentes (procedentes de 17 países diferentes) aprobaron por unanimidad el establecimiento del 8 de marzo como Día de la Mujer Trabajadora, a petición de la política alemana Clara Zetkin. Al año siguiente se celebró por primera vez en 4 países: Alemania, Austria, Suiza y Dinamarca. En total, se calcula que participaron más de un millón de mujeres.
Finalmente, todo este esfuerzo quedó reconocido en la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1975, cuando de forma oficial se reconoció el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer.
Rosalind Franklin
Nacida en Londres en 1920, jugó un papel clave en el descubrimiento de la estructura del ADN, aunque nunca obtuvo el reconocimiento que merecía. Un cáncer de ovario provocado por las repetidas exposiciones a la radiación en sus experimentos y el machismo imperante en la sociedad de la época le privaron del Premio Nobel de Medicina, que fue concedido a sus compañeros de laboratorio en 1962, pocos años después de su fallecimiento.
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Marie Curie
Nacida en Varsovia en 1867, Maria Sklodowska desentrañó el papel de la radioactividad en el campo de la medicina. Sus experimentos con polonio y radio le valieron dos Premios Nobel, convirtiéndose en la primera en recibir dos galardones en distintas materias (Física y Química) y la primera mujer en ser profesora en la Universidad de París. Por desgracia, sus investigaciones le valieron también la enfermedad que se llevó su vista y su vida a la edad de 66 años.
Ada Lovelace
Nacida en la Inglaterra victoriana de 1815, esta amante de la filosofía y las matemáticas se convirtió en la primera programadora de la historia. Trabajó con Charles Babagge, “El padre de la computación”, y en sus notas describió el primer algoritmo destinado a ser procesado por una máquina, motivo por el que el Departamento de Defensa estadounidense bautizó con su nombre un lenguaje de programación.
Hipatia de Alejandría
Nacida en Alejandría (hoy Egipto) a finales del siglo IV, es considerada por muchos la primera mujer científica de la historia: desarrolló múltiples experimentos y fue autora de varios tratados de matemáticas y astronomía, ninguno de los cuales se ha conservado. Murió a una avanzada edad al ser salvajemente asesinada por una turba de cristianos, presumiblemente a causa de su vinculación al paganismo que convulsionaba la sociedad.
Sophie Germain
Nacida en París en 1776, en los prolegómenos de la Revolución Francesa, estudió matemáticas de forma clandestina y se carteó con los investigadores más relevantes de su tiempo, siempre bajo pseudónimo. A pesar de hacer importantes contribuciones a la teoría de números y la teoría de la elasticidad, nunca consiguió labrarse una carrera en matemáticas, debido a la condescendencia de sus homólogos masculinos.
Correcta entrada.
ResponderEliminarSalduos